junio 01, 2007

Ruido

Anoche tuve dos sueños. En el primero sucedía un desastre natural relacionado con las lluvias, a propósito de esta inclemencia de clima que azota al país. Antes cuento que en la vida real vivo cerca a un centro comercial grande, y en mi sueño quien vivia cerca no era yo sino mi abuelita. Soñé que estábamos de visita con mi mamá y mi hermano y de reprente el suelo empezaba a ceder y a volverse muy arenoso y todo lo que había en la superficie se hundía paulatinamente. Ví que empezaban a hundirse los edificios que estaban detrás del centro comercial, luego éste quedaba sumido en la tierra, la cual avanzaba directamente hacia mi apartamento (de mi abuelita, en el sueño). A pesar de la angustia por ver lo que sucedía, recuerdo que nunca entré en pánico y preferí que nos quedaramos en la casa, no sé por qué sentía que no iba a pasarnos nada. Y en efecto, la tierra dejó de correr justo antes de llegar a la casa.

Vale anotar que no soy histérica y por lo general en situaciones de riesgo puedo pensar antes de actuar, de modo que probablemente habría actuado con tranquilidad si me pasara en la vida real. Un poco suicida si se tiene en cuenta que la casa iba a ser devorada por la tierra. Sin embargo, cuento el sueño porque esta sensación de que todo va a salir bien a pesar de lo oscuro del panorama me ha embargado de unos años para acá, seguramente desde que soy grande y soy consciente que hay quienes de una u otra forma dependen de mí. Y me hace sentir segura, tranquila, confiada en que nada malo me va a pasar. Como he dicho antes, creo en la existencia de una fuerza superior a nosotros, llámese como se llame. Y estoy segura que esa fuerza me protege. Sueño angustiante pero tranquilizador a la vez.

El segundo sueño fue desesperante. Soñé con una especie de timbre, pito o alarma que no paraba de sonar y yo estaba segura que provenía de una grabadora azul que tiene mi hermano. Por eso, tomé la grabadora y literalmente empecé a desbaratarla, a quitarle los botones, a quitarle la tapa a los reproductores de CD y Cassete, y al ver que no dejaba de sonar, la estrellaba contra las paredes y la boté al suelo, pero seguía sonando. En ese momento algo dentró de mí cayó en cuenta que no era la grabadora la que sonaba, sino mi despertador, el de la vida real. Cuando me paré a apagarlo (tengo que dejarlo lejos para despertarme de verdad) supe que la grabadora sigue intacta y que el aparato que debí desbaratar también estaba intacto, ya era hora de levantarme. (Medio) sueño violento.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

pesado tu sueño... (para que no te despierte el despertador ... pesadísimo!) ;)

Sr. Derroche dijo...

Gracias.

Me recupero rápido y hasta parece que muy a mi pesar, no tenga que usar bastón… Al menos no de por vida.

Ah, y como dos de mis entretenciones favoritas se las debo por completo a usted, pues otras mil y mil

Sr. Derroche dijo...

http://srderroche.blogspot.com/

http://srderroche.hi5.com