abril 19, 2006

Déjà vu

Hace algunos días tuve un sueño en el que yo no era la protagonista. Soñé con una amiga mía del colegio que fue mamá el año pasado, que iba a celebrar el bautizo de sus bebés; agasajo al que estábamos invitados un muy buen amigo, mi mejor amiga, y yo. Es importante informar que aquel buen amigo fue novio de la nueva mamá cuando estábamos en el colegio, y hoy en día ellos sostienen una amistad muy cercana y muy bonita. Lo raro del sueño es que la nueva mamá estaba triste porque el papá de los niños se había ido (afortunadamente no ha sucedido en la vida real), y por esa razón le proponía al buen amigo que volviera con ella y que le ayudara con los niños. Sin embargo, me quedé con las ganas de saber la respuesta a tal proposición, pues en ese momento me desperté. Sueño incompleto.

Cuento este sueño pues hay un fenómeno del que estoy segura no se salva nadie (mal de muchos, consuelo de pocos), y que particularmente, me sucede con alguna frecuencia: revivir tiempo después una relación que se creía terminada. ¿masoquismo? ¿venganza? ¿curiosidad? ¿enamoramiento? ¿falta de voluntad? ¿?

En mi caso, debo confesar que a lo largo de estos 25 años he tenido más affaires que novios. El lío de estas relaciones es que parecen un círculo vicioso pues nunca se sabe cuándo empezó, no sé sabe si ya se acabó, y lo peor de todo es que no se sabe exactamente qué tipo de relación fue. No obstante, este tema parece que a los hombres no les preocupa, pues se trata del mal femenino de querer tener todas las relaciones tipificadas: querer saber cuándo somos sólo amigos, cuándo somos más que amigos sin ser novios, cuando somos sólo novios, cuándo somos más que novios sin ser esposos… etc.

Lo preocupante del caso, es que no se sabe por qué si tiempo después sucede un reencuentro con aquel que en otra época compartió alguna de estas relaciones con uno, no se puede dejar en el pasado, y se insiste en revivir algo que ya se daba por muerto. Es como un déjà vu voluntario, se insiste en vivir nuevamente algo que ya se había vivido tiempo atrás. Son como esos personajes de las novelas que aparecen esporádicamente en uno que otro capítulo, pero que a la hora de la verdad son parte importante de la historia central. Son círculos viciosos, independientemente de si la relación fue divertida, romántica, tomentosa, aburrida, ninguna o todas las anteriores, se insiste en seguir experimentando con esa persona.

Entonces, ¿en qué momento se dan por terminadas las relaciones? ¿Cuando ya no se siente ese ‘no sé qué, no sé dónde’? ¿Cuando muere la química? ¿Cuando muere el amor? ¿Cuando esas cosas nacen con otra persona? ¿Será una falla en la matriz?

Una fan enamorada

Hoy contaré un sueño que he tenido estando despierta desde que me conozco, y de paso, haré una confesión: tengo alma de groupie. Para los que no tengan muy claro quién es una groupie, les cuento que es aquella fanática que puede andar detrás de los integrantes de algún grupo musical, pues los ama y haria cualquier cosa por ellso, especialmente por el hecho de ser músicos. En palabras de los poetas Servando y Florentino, es una fan enamorada.

Pues sí, tengo alma de groupie. Desde que tengo uso de razón he soñado despierta con cuanto músico me ha gustado, y la variedad ha sido amplia: Xavier (el último Menudo), Axl Rose (Guns and Roses), Robert Smith (The Cure), Billy Corgan (The Smashing Pumpkins), Mike Smith (un guitarrista fugaz que tuvo Limp Bizkit), Brian Molko (Placebo), Gerard Way (My Chemical Romance), Eddie Vedder (Peral Jam), Josh Homme (Queens of the Stone Age), Jack White (The White Stripes), Robbie Williams,… etc., etc. ,etc.

Sin embargo, digo que sólo tengo el alma porque los personajes que más me interesan desafortunadamente no son de bandas nacionales, y porque no tengo la plata que se necesitaría para andar detrás de ellos. Sin embargo, mi alma de fan enamorada ha implicado que a lo largo de mi vida me haya relacionado innumerable cantidad de veces con personajes que, al menos momentáneamente, eran músicos. El lío es que con el simple hecho de decirme que cantan, que tocan algún instrumento, o que hacen parte de alguna banda, quedo interesada ipso facto en el sujeto. Y no sé por qué. Seguro no es por la fama, la plata, la imagen, y todo lo que pueda conllevar el ser músico famoso, pues (desafortunadamente) no he dado con ningún músico de renombre; al contrario, he dado con el típico músico de barrio que ensaya en la sala de la casa con otros amigos del barrio, y que al cabo de algunos meses abandona el proyecto por falta de motivación.

Y aunque no me gusta reconocerlo, así como termina su motivación con la música, termina mi motivación con el personaje. Fin de la historia. Probablemente mi encantamiento con los músicos radica en que yo no sé nada de música y no puedo vivir sin ella, y probablemente terminará el día en que aprenda a tocar algún instrumento diferente a la flauta dulce (que aprendí a medias en el colegio).

En fin. Hoy sólo quería compartir con ustedes uno de mis sueños conscientes más recurrentes, esperando que si hay algún músico solito por ahí, me cuente para ver cómo cuadramos algunas clases de música.

Sigo escuchando ofertas.

Tarea

Bueno, aquí el resultado de mi investigación a propósito de la tarea que en estos días mi querido boticario me asignó. Claro está que ando un poco proactiva, de modo que no sólo les contaré 5 sino 9 de mis hábitos (de los que se pueden contar al público), por si acaso.

1. Suelo leer el último párrafo de un libro antes de empezar a leerlo
2. Si veo el reloj a las 1:11 o a las 11:11 sonrío pues me indica que todo me va a salir bien
3. Antes de acostarme todas las noches alisto la ropa, el bolso (lleno), los zapatos, los aretes, y todo lo que me vaya a poner el día siguiente
4. No puedo salir de mi casa sin cargar unos pañuelitos y un chap stick
5. No salgo ni a la esquina sin aretes
6. Todos los años hago yo misma un calendario para pegar en la pared de mi alcoba (sin fotos),y tacho cada día antes de acostarme a dormir
7. No puedo dormir de frente a la puerta de mi alcoba, ni con la puerta del closet abierta
8. No me puedo vestir de más de 2 colores (excepcionalmente acepto 3)
9. Subrayo y marco todos los libros que me leo, y me gusta que cuando me los regalan, los marquen por mí

No me acordé de más pero seguramente tengo otras costumbres muy mías que si me acuerdo, se las cuento. Como soy nueva por estos lares y es poca la gente que conozco, le dejo la tarea a quien pase por aquí y quiera hacerse partícipe de esta singular cadena.

Triste

Hace pocos días tuve un sueño que en teoría, debió ser feliz: me casaba con el hombre que hasta hace poco más de un año me hizo soñar despierta con él. Sin embargo, nos casábamos un día entre semana, vestidos de jean y tenis, en una iglesia cualquiera, sin invitados, en un día normal. Y aunque el hecho de casarme con el hombre que tantas cosas bonitas me hizo sentir debió haber hecho que el sueño fuera feliz, no fue así, y no por el hecho de haberse desarrollado en circunstancias tan corrientes, sino porque yo me sentía infinitamente triste.

No sé por qué. Probablemente porque nunca conseguí lo que quería, probablemente porque cuando todo acabó me sentí así de triste, probablemente porque él no me quería, probablemente porque él quiere a otra, probablemente porque se casaba conmigo queriéndose casar con ella. No sé. Pero era infinitamente triste y es ese sentimiento lo que más recuerdo del sueño.

El problema es que aunque el sueño fue hace un poco menos de un mes, desde hace una semana me siento triste. Tal vez porque las cosas no me salen como quiero, tal vez porque me siento mal conmigo misma, tal vez porque no tengo a mi lado a un hombre que me quiera y que me haga sentir mejor. Sobre esto último, sé que no faltará quien diga que nadie necesita a otro para sentirse mejor, que es mejor estar solo, que todo son ciclos en la vida. Y aunque soy consciente de que parte de eso es verdad, hay momentos como este en los que creo que debo sentirme así hasta que me canse, hasta que quiera aceptar que en mi vida hay otras cosas por las que debo sentirme feliz.

Lo más aburrido del tema es que a pesar de saber que no soy la única en esta situación, la gran mayoría de las personas que me rodean (al menos de mi generación) están en una situación opuesta a la mía. En su trabajo van para arriba, en su casa todo está bien, y lo mejor de todo (o lo peor?) es que están enamorados y al menos parecen ser correspondidos. En ese punto me hago la pregunta más boba de todas: ¿por qué a mi no me pasan esas cosas bonitas?

Y tampoco sé la respuesta, pues me aburrí de pensar que la del problema soy yo, me aburrí de esos consejos de “amiga” que dicen que debo relajarme, que el problema es de actitud, que es mejor estar sola que mal acompañada, que ya llegará mi príncipe azul… y qué? ellas no están solas. Y aunque he pensado en todo eso, la única conclusión que puedo sacar es que no necesito más de esas ayudas, que debe haber alguien que me acepte y me quiera en combo completo, tal como soy. Pero no quiero pensar cuánto se demorará en llegar.

Debo aclarar que mi sueño no habría sido feliz si me hubiese casado un sábado, de blanco, en una iglesia bonita y llena de gente, ni nada de esas cosas. Sí me quiero casar, pero no es lo que estoy buscando en este momento; sólo busco conocer ese sentimiento que a todos parece haber tocado ya menos a mí, pues parece que Cupido tiene mala puntería en lo que conmigo se relaciona.

Por eso transcribí la letra de la canción de Björk (I miss you), porque en este momento de mi vida extraño algo que no tengo, alguien que no he conocido, momentos que no he vivido, cosas que no he sentido. Y los espero con los brazos abiertos para cuando quieran llegar.

En fin, de antemano ofrezco disculpas por el post tan personal, tan cansón y sobretodo tan llorón, pero como ya había dicho, este blog es para mí un medio de catarsis y no me encuentro del todo bien ahora mismo. Lo siento, es sólo que no quiero ser la última de la fila.

Medias veladas rotas

Hace algunos días soñé con un viejo amor que no veo hace como 3 años porque vive en París; soñé que yo era una bailarina del Moulin Rouge, y como vi que los ojos le brillaban mucho cuando me miraba, supongo que estaba perdidamente enamorado de mí. Además me reglaba un par de medias veladas negras que estaban rotas (!!!), y en una noche de verano me llevaba a pasear en una carroza negra y roja por una calle empedrada y llena de gente. No recuerdo haber conversado con él, sólo recuerdo que andábamos juntos y que yo estaba con mi vestido rojo de bailarina metida en la carroza. Y recuerdo claramente que ya no me producía nada, ni siquiera me daban ganas de recordar todos los momentos que compartimos juntos, no sentía nada. Fin del sueño. Sueño vacío.

El lío del sueño es que me pone a pensar en uno de los temas que pasan a diario por mi cabeza, y que en momentos llegan a aturdirme un poco: las relaciones de pareja. Y es un tema que me inquieta profundamente porque no las he logrado entender, no sé en qué consiste la necesidad de estar con otra persona al lado, no entiendo por qué afecta el sueño, por qué genera desconcentración en el trabajo, por qué produce dolor de estómago y de cabeza… y lo peor de todo, es que no entiendo por qué uno se siente mal cuando es el único en su círculo más cercano que está solo. Y por eso no sé si algún sentimiento de los que haya tenido hasta ahora se asemeja al amor (de pareja).

Ahora bien, aunque con el personaje de este sueño todo terminó hace varios años, debo decir que aunque lo quise con toda mi alma, no creo que él me haya querido de la misma manera. Suele suceder.

Eso me hace recordar que en Rosario Tijeras (el libro), uno de los personajes decía que el amor es como una fila india: uno se enamora del de adelante, de uno se enamora el de atrás, hay uno que no quiere a nadie, y hay uno al que no quiere nadie. Así, si uno cuenta con la suerte de no ser ni la cabeza ni la cola de la fila, por lo general se enamora del que le da la espalda, y le da la espalda al que se enamora de uno. Por eso rara vez el amor es correspondido, rara vez el de adelante se voltea a dar (y darse) un chance.

En ese sentido, creo que esa discusión que se genera en torno a la “facilidad” de la gente – particularmente las mujeres – es vacía pues en últimas todos, tanto hombres como mujeres, hemos sido, somos y seremos fáciles. Vale aclarar que por “facilidad” me refiero específicamente a la capacidad que tienen algunas personas para llegar a tener contacto físico íntimo con alguien sin importar que lleven 2 horas (o menos) de haberse conocido.

Para explicar el fenómeno creo que existen 2 posibilidades: a) al cuestionado sólo le importa pasar un buen rato sin importar quién sea su cómplice; b) el cuestionado está interesado realmente, o quiere al cómplice. Y personalmente, creo que aunque el porcentaje de la primera posibilidad es alto, el porcentaje de la segunda puede llegar a ser mayor.

¿Por qué? Creo que entre muchas razones, esto se debe principalmente a que pensamos que entre más complacientes seamos con aquel que nos gusta o que queremos, más cerca lo vamos a tener; que si le damos aquello que no consigue tan fácil en otros, lo vamos a tener al lado; que necesitamos demostrarle abiertamente que nos interesa y que tenemos cosas en común para compartir, aunque la única manera sea haciendo lo que a él (en mi caso) le gusta, escuchando la música que a él le gusta, yendo a los sitios que él va, leyendo los libros que él lee (si lee)… En últimas, dándole gusto en todo. Y aunque me duela reconocerlo, sí, he sido fácil porque he querido o he estado interesada en mi cómplice. Y aunque no sea un consuelo, estoy segura de no ser la única, pues me atrevo a afirmar sin temor a equivocarme que todos hemos estado en esa situación aunque el término “fácil” pueda no ser agradable.

Y aunque a todos nos gusta que nos den gusto, cuando a uno le dan gusto en todo lo cansan, se pierde el interés, cuando las cosas son tan fáciles uno no se esfuerza en conseguirlas y por ende, no resultan tan atractivas. Esa es la otra cara de la moneda: todos también hemos sido quien da la espalda. Seguro ha habido algún admirador (en mi caso) al que se ha hecho sufrir, seguro alguno habrá insultado a mi mamá y habrá cuestionado mi nacimiento, seguro ha habido quien haya pensado en mí todo un día y yo ni siquiera me sepa su nombre. A ése le di (o le doy) la espalda, de ese no sé nada y seguro de mí sabe mucho, ese seguramente ha intentado hacerme sentir bien y yo no me he dado cuenta.

Volviendo al sueño, creo que cuando mi personaje se volteó a mirarme era yo la que estaba dándole la espalda. Y probablemente las medias veladas rotas representaban los años que estuve detrás esperando a que algo positivo sucediera y lo único que tenía eran decepciones. Y suele suceder también. Cuando nos damos cuenta de todo lo que había a nuestra disposición, de todas las oportunidades, de todos los momentos bonitos que pudimos tener, de todo lo que alguien estuvo dispuesto a darnos, ya no están más ahí pues el interesado se ha ido. Se cansó de no poder dar todo lo que estuvo dispuesto a dar, se cansó de esperar una oportunidad.

En conclusión, creo que todos hemos estado de ambas caras de la moneda aunque haya alguno por ahí que diga que es feo, que no levanta, que nadie lo quiere, que es el último de la fila. Ese seguramente ha dado la espalda y no se ha volteado a ver quién está detrás.

Por eso, creo que las relaciones de pareja (o el amor) son un negocio: uno da para recibir, entre más recibe menos da, y entre más da menos recibe. Eso es cuando se logra recibir algo porque la oferta ha llamado la atención, pues de lo contrario, el interesado sigue invirtiendo sin obtener ganancia y sin saber si algún día la va a obtener.

Escucho ofertas.

I miss you

Hoy no quiero escribir uno de mis sueños, sólo quiero transcribir una canción que me encontré hoy, me gusta mucho, y me sirve como entrada para el post de esta semana sobre un temita bien importante para mi. Ahí va:

"I Miss You"
-Björk-
i miss you
but i haven't met you yet
so special
but it hasn't happened yet
you are gorgeous
but i haven't met you yet
i remember
but it hasn't happened yet
and if you believe in dreams
or what is more important
that a dream can come true
i will meet you
i was peaking
but it hasn't happened yet
i haven't been given
my best souvenir
i miss you
but i haven't met you yet
i know your habits
but wouldn't recognize you yet
and if you believe in dreams
or what is more important
that a dream can come true
i will meet you
i'm so impatient
i can't stand the wait
when will i get my cuddle?
who are you?
i know by now that you'll arrive
by the time i stop waiting
i miss you

Perros calientes

Me soñé que en la calle me encontraba 3 perritos cafés y que me los llevaba a mi casa. Como estaban sucios debía bañarlos, y como eran cachorritos lo hacía con agua tibia, pero en una caja de cartón (no sé por qué). Así, a pesar de las burlas de mi mamá debido a mi viveza a la hora de escoger el recipiente, el agua no se regaba y yo completaba mi labor de bañar y secar a los perritos con una toalla blanca. No sé qué pasó al fin con los perritos, pues en ese momento ya era hora de levantarme.

Hoy quiero contar que me encantan los perros (cuadrúpedos, valga la aclaración), especialmente los de la calle. Aunque tengo perro y casi casi es el rey de la casa, soy de esas que tiene por amigo a cuanto canchoso ha conocido, que todas las noches les compra pan a los que viven al frente de la casa, que da plata para que los saquen de la perrera cuando el camión se los lleva, que recoge al perrito que atropelló un carro y lo lleva al veterinario, y que sufre cada que ve a uno de ellos sufriendo. Aunque me duele reconocerlo, me pasa mas con los perros que con las personas que viven en la calle.

De ellos me gusta su lealtad, su fidelidad, su incondicionalidad, sus ilimitadas demostraciones de afecto, su desinterés. Por algo dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, y soy de las que creen fervientemente en eso, por dos razones: porque si su interés fuera la comida que la gente les da no habría tanto indigente con un perro como única compañía, y porque aunque uno este de mal genio, huela feo, no les de lo que quieren, etc., ellos siempre están ahí moviendo la cola y poniendo cara de ponqué cuando uno los voltea a mirar.

Además lo creo porque aunque cuento con verdaderos amigos humanos (afortunadamente), hay mucha gente que pasa por la vida de uno pero pocas en realidad llegan a estar ahí en las mejores y en las peores situaciones. Y justamente cuando aparecen el desinterés, la incondicionalidad, y la lealtad en todos esos momentos, es que hay un amigo en potencia.

Aunque el sueño es medio bobo y aunque el símil pueda ofender, hoy sólo quería rendir un pequeño homenaje a mis amigos humanos reales (no los imaginarios), pues mi vida es más bonita sabiendo que cuento con ellos. Se les quiere.

Mariposas amarillas

Lamento tardar tanto en volver a contar mis sueños, pero ahora soy grande y trabajo en oficina, de modo que me queda poco tiempo para escribir. Como ya sabrán, sueño con mucha frecuencia, de modo que hoy contaré algunos de los sueños que tuve en los días que dejé de escribir.
Bien, el primer “sueño” que recuerdo es más una imagen que un sueño como tal. Recuerdo ver a un señor gordo, moreno y canoso –a quien no conozco en la vida real-, que tenía en su inmensa nariz una mariposa mediana de alas amarillas con bordes negros. El señor no parecía asustado pero seguramente lo estaba puesto que yo le decía que tranquilo, que la mariposa no le iba a hacer nada, y que se quedara quieto para que yo se la quitara (no suelo tenerle miedo a los animales pequeños, excepto a las arañas). Fin del sueño, otro sueño bobo.

Lo traigo a colación porque suelo relacionar con colores las cosas, los momentos, las personas, las canciones, y casi todo lo que pasa en mi vida. Por eso el lío no es haberme soñado con una mariposa (pues me gustan las de colores, creo que auguran sorpresas y cosas bonitas), sino que esta fuera amarilla, pues es un color complicado para mí. Creo que transmite energía, alegría, positivismo… todas esas cosas que deberían animarlo a uno a ser y a hacer mucho. Pero me parece un color cansón (y particularmente inmundo en la ropa).

Tal vez lo que me pasa es que soy de las que creen que de eso tan bueno no dan tanto. Me gustan las paredes amarillas, las frutas amarillas, Bob Esponja, el sol. Pero ver una casa amarilla por dentro y por fuera puede dar dolor de cabeza, comer muchas frutas amarillas da dolor de estomago, 2 horas seguidas de Bob Esponja pueden tener efectos secundarios en el comportamiento, todo un día al sol tiene una que otra consecuencia nociva para la piel.

Adicionalmente, creo que no hay personas real y sinceramente amarillas (dejando a un lado al lejano oriente, claro). Creo que esas personas que dicen vivir plenamente felices con quienes son y con lo que tienen son las protagonistas de la típica historia del payaso, que debe aparentar que todo es un chiste para reírse y hacer reír a los demás, pero al final él y su vida son un desastre. Y debo aclarar que a mi parecer, reírse con facilidad no es sinónimo de felicidad, sino de buen humor (quien me conozca sabrá por qué lo digo).

Tal vez esa es la razón de mi conflicto con el amarillo. Creo que las personas que dicen vivir tan felices no son sinceras ni lo suficientemente honestas consigo mismas como para reconocer que debe haber algo en su vida que no les guste, algo que quisieran cambiar, algo que les causa problemas. Además, también relaciono el amarillo con el dinero, cuyas consecuencias en las relaciones humanas son bien conocidas.

Seguramente habrá algún lector que pase por estas líneas en un día “feliz”, y piense que tuve un mal día, que todo es cuestión de actitud, que los problemas están en la cabeza de cada uno, que las situaciones desagradables tienen que verse como una oportunidad de mejorar y de aprender, etc. Y pueden tener razón. Pero quisiera que me dijeran con toda sinceridad cuál es su color, no el que más les gusta, sino de qué color son, de qué color se sienten generalmente. Para eso pueden imaginarse los colores e intentar identificarse con uno de ellos (frío, cálido, primario, secundario, etc.) E independientemente de lo dicho en líneas anteriores ¿alguno es realmente amarillo?

Algo más sobre la química

Este post tiene como propósito seguir con el tema de la química, a propósito de un comentario que hice a un post del Ciudadano Típico publicado el 25 de noviembre de 2005.

De este modo, quiero señalar lo que la magnífica Encarta 2005 nos dice sobre la química, en su versión reducida y adaptada (mas no modificada) en relación con el tema que se comenta:

Química. (…) 2. Por contraposición a físico, concerniente a la composición de los cuerpos. (…) 5. Relación de peculiar entendimiento o compenetración que se establece entre dos o más personas. (…)

Entonces, como el Ciudadano Típico comenta, ciertamente no puede encerrar en semejante palabra una sola acción. Sin embargo, creo que podría encerrarse un par de conceptos: atracción (no necesariamente física) y en últimas, afecto. Ahora bien, ¿una lleva a la otra? ¿es la atracción requisito sine qua non para pasar al afecto? ¿es la atracción parte del afecto? ¿es el afecto parte de la atracción? ¿el afecto parte de la atracción? ¿puede haber afecto sin atracción?

Así las cosas, y de acuerdo a mi experiencia -no vasta sino basta- puedo afirmar que desafortunadamente la atracción es necesaria a la hora de darse la oportunidad de querer a alguien (en el plano romántico, claro). Y reitero, la atracción no debe ser necesariamente de los cuerpos – aunque por lo general allá llegamos – sino que puede darse en otros planos. Aunque puede haber besos y demás con gente que no produce ni cosquillas, si no hay algo de atracción la cosa no pasa de ahí, no existe el chance de conocerse para saber si se gustan o no, si pueden llegar a quererse o no.

De no ser así, los sexy uglies (o feos sexy como Julián Román, a propósito del post de Lewin) no tendrían éxito con las niñas lindas, y tampoco se verían los niños lindos con la niña que a nadie le parece linda. Y contrario a lo que se piensa, muchas veces aquellos a quienes la estética moderna considera desafortunados no necesitan esforzarse ni desarrollar talentos extra para llamar la atención, son atractivos de nacimiento, tienen encanto, el famoso ‘no sé qué en no sé dónde’.

¿Ve por qué la química es una ciencia natural básica?

Mis amigos imaginarios

Sí, debo confesar que aunque de niña no los tuve (creo), hoy a mis 25 los tengo, y es la primera vez que reconozco en público su existencia. No lo hago para parecer divertida como lo hace alguien que conozco, sino lo hago para que por fin ellos tengan el reconocimiento que se merecen. También tengo amigos de carne y hueso –afortunadamente-, no sé cuántos, pero tengo de esos que se hacen en el colegio, en la universidad, los amigos de mis amigos que se han convertido en mis amigos, otros que se le van atravesando a uno en el camino, y los que uno no ha visto nunca pero se hacen por la interné.

Sin embargo, hoy quiero escribir únicamente sobre mis amigos imaginarios. Ellos son como yo quiero que sean, hacen lo que yo quiero que hagan, pelean conmigo aunque yo siempre les gano, se ríen de mis chistes bobos, me quieren a pesar de controlar sus ‘vidas’. No obstante, ellos tienen una gran ventaja pues son con quienes comparto mis sueños estando despierta: sueños de viajes a lugares a los que no he ido, sueños de gente que no he conocido, sueños de situaciones que no he vivido, sueños de amores que no he tenido… y entiéndase por sueño no sólo mis deseos en la vida, sino la puesta en escena – mas no la realización, aún – de los mismos.

Lo triste del asunto es que como son muchos, y por lo general varían dependiendo de la situación, no les tengo nombre ni rostro definido. Son presencias ausentes. Son cómplices. Sólo hay uno constante, y es un hombre del que me enamoré y que se enamoró de mí, en un lugar al que quiero ir y en el que me quedé a vivir. Sin embargo, lamentablemente tampoco tiene nombre ni rostro.

Y lo divertido del asunto es que a veces me sorprendo hablándoles en voz baja, no vaya a ser que me contesten. Les cuento lo que me pasa cuando me veo con Él, me desahogo cuando alguien me saca la piedra, les lloro cuando estoy triste, les peleo cuando algo me indigna, les hablo mal de los que me caen mal, les cuento cosas de mí que nadie sabe y – espero – nadie sabrá. Ahí está el punto: ellos saben cosas de mí que no todo el mundo sabe y que no contaré a los cuatro vientos. Por eso los necesito, porque son un medio de catarsis.

Pero, ¿es malo tener amigos imaginarios? ¿es malo tenerlos cuando uno tiene 25 y se supone cuerdo? ¿es síntoma de locura o trastorno mental? No tengo idea, pero a mí me gusta y me sirve, y espero que si algún lector desprevenido también los tiene, me cuente para no sentirme medio loca. Asimismo, espero que mis amigos de carne y hueso no se indignen al descubrir que tengo ‘otros’ amigos, es sólo que con ‘ellos’ puedo compartir libremente ese pedacito de vida muy privada que existe en todos nosotros pero que rara vez se menciona, pues nadie - léase bien - NADIE es un libro abierto.

Luz

Dormida. Soñé con vino blanco y vino tinto. Yo tomaba vino blanco en una botella larga y delgada, y Él -mi personaje de turno- tomaba vino tinto en una botella más bien gorda y chata, pero le quedaba menos vino del que yo aún tenía en mi botella. Yo tenía puesto un vestido de color amarillo pollito largo, de tela suave y liviana, y Él estaba vestido de camisa y pantalón blancos de tela suave y liviana también (debo aclarar que para la ropa odio el amarillo y me encanta el blanco). Era una tarde de temperatura agradable y estábamos en una fiesta en la casa de unos amigos míos, que en la vida real no conozco; al fondo sonaba música suave de una época vieja (no sé qué era, sólo sé que era en otra época), y yo quería bailar. Todo se veía como cuando en las películas gringas nos muestran a los latinos: una luz amarilla intensa, como del sol del fin de la tarde cuando uno está en un pueblo de tierra caliente, mucho color, trago, fiesta, gente, abrazos, besos... Y sí, Él me abrazaba y yo estaba un poco libidinosa. No sé qué más pasó, espero que todo haya seguido su curso. Sueño medio pendejo.

Supongo que ahí terminó pues no recuerdo nada más (esto no pretende ser un relato erótico). Y lo cuento porque hoy quiero escribir de Él. No somos nada, o más bien no sé qué somos. No sé si sea mejor así, o si lo mejor es acercarnos o alejarnos definitivamente. Tampoco sé qué quiero, no sé si quiero estar cerca o lejos del todo, o solo un poco de las dos a ratos. Me gusta, me interesa, me atrae. Y vuelve la bendita química, pues hay mucha. Pero también hay afecto, y mucho.

Este es uno de esos momentos en que yo, como quien cree en una existencia superior a la humana (cualquiera sea su nombre y el de sus secuaces) espero luces que me digan qué hacer, pistas que me guíen en la eterna búsqueda de la felicidad en este planeta. Pero no hay ninguna luz, ninguna pista. Sólo química y afecto.

Hechizo

Y para empezar, el primer sueño (dormida). Era yo, pero algunos años mayor de lo que soy, y tenia como ofertante -sentimental- el hombre ideal para la mujer común: inteligente, lindo, con buen puesto, buen apartamento, buen carro, buena plata, y lo mejor, enamoradísimo de mi. Pero cosa curiosa, a mi no me gustaba porque no habia química. Ese fue todo mi sueño, nada de raro, excepto que es justamente lo que me pasa en la vida real (no precisamente que me caigan 'esos' partidos).

¿Por qué la química es algo tan importante? ¿por qué si el tipo es inteligente, o lindo, o con plata, o con alguno de los otros aditamentos (normalmente solo uno seria suficiente), pero si no hay química la cosa no funciona?¿por qué la química es esa ciencia tan importante a la hora de darse el chance de empezar a querer?¿y por qué justamente termina uno enamorado del aburrido, bruto, feo, desempleado, pobre... con el que se siente ese 'no sé qué en no sé dónde' que hace que uno se desviva por él?

Eso justamente le pasó a Titania (reina de las hadas, en Sueño de una noche de verano -Shakespeare-). Por un hechizo terminó enamorada de un hombre con cabeza de burro... jodida. Porque el de cabeza de burro es el bruto y el feo, el desempleado por bruto y por feo, y el pobre por desempleado. Pero ella sintió química con él, y se enamoró. Jodida.

Por algo dicen que el amor es ciego. Entonces, a todos nos hechizaron. O solo a mi?

Buenas buenas

Hoy creo este espacio por estar convencida de que escribir es una de las mejores terapias, probablemente es de las actividades mas liberadoras, al menos para mi. Y debo advertir que aunque suelo preocuparme por hacerlo bien (poco liberador), no voy a intentar escribir cosas interesantes ni coherentes; principalmente, porque quiero anotar mis sueños. Sí, soy de las personas que aunque este muy cansada o preocupada, siempre que duermo me sueño alguna pendejada. Y me parece importante eso de los sueños, pues no sé qué tanto puedan tener de premonitorio, o qué tanto puedan revelar de lo que uno tenga en la cabeza, pero lo que sí es seguro es que es delicioso soñar, incluso sin dormir. Eso sí que es liberador, al menos cuando el sueño es agradable. Claro está que no escribiré todos mis sueños, sólo los que mas me gusten y se puedan contar.

Sin embargo, tambien quiero escribir muchas cosas. Tengo mis teorias sobre las relaciones amorosas y sobre los hombres, y quisiera conocer opiniones para ver qué tan acertada estoy. Tengo muchas preocupaciones sobre el implacable paso del tiempo, sobretodo en la mente y en el corazon. Y tengo mil cositas que decir sobre mil temas, pero ya le llegara su hora a cada uno.

Procurare escribir con alguna frecuencia, lo que me falta es tiempo. Por ahora, una cita que me ha gustado toda la vida, para abrir este blog como me habria gustado abrirlo. Ahi va:

"No volverás a mirar tu reloj, ese objeto inservible que mide falsamente un tiempo acordado a la vanidad humana, esas manecillas que marcan tediosamente las largas horas inventadas para engañar el verdadero tiempo, el tiempo que corre con la velocidad insultante, mortal, que ningún reloj puede medir."

'Aura' - Carlos Fuentes

Hola de nuevo

Hola a todos los que me visitaban en el blog anterior y a todos los nuevos visitantes. Como algunos sabrán, dicho blog se dañó por razones desconocidas y es por eso que abro este blog nuevo, pues quiero seguir contándoles mis sueños y que ustedes -si quieren- me cuenten los suyos.

A manera de recorderis voy a volver a publicar todos los posts anteriores y con eso este nuevo blog va tomando forma. Ahí van.