abril 19, 2006

Triste

Hace pocos días tuve un sueño que en teoría, debió ser feliz: me casaba con el hombre que hasta hace poco más de un año me hizo soñar despierta con él. Sin embargo, nos casábamos un día entre semana, vestidos de jean y tenis, en una iglesia cualquiera, sin invitados, en un día normal. Y aunque el hecho de casarme con el hombre que tantas cosas bonitas me hizo sentir debió haber hecho que el sueño fuera feliz, no fue así, y no por el hecho de haberse desarrollado en circunstancias tan corrientes, sino porque yo me sentía infinitamente triste.

No sé por qué. Probablemente porque nunca conseguí lo que quería, probablemente porque cuando todo acabó me sentí así de triste, probablemente porque él no me quería, probablemente porque él quiere a otra, probablemente porque se casaba conmigo queriéndose casar con ella. No sé. Pero era infinitamente triste y es ese sentimiento lo que más recuerdo del sueño.

El problema es que aunque el sueño fue hace un poco menos de un mes, desde hace una semana me siento triste. Tal vez porque las cosas no me salen como quiero, tal vez porque me siento mal conmigo misma, tal vez porque no tengo a mi lado a un hombre que me quiera y que me haga sentir mejor. Sobre esto último, sé que no faltará quien diga que nadie necesita a otro para sentirse mejor, que es mejor estar solo, que todo son ciclos en la vida. Y aunque soy consciente de que parte de eso es verdad, hay momentos como este en los que creo que debo sentirme así hasta que me canse, hasta que quiera aceptar que en mi vida hay otras cosas por las que debo sentirme feliz.

Lo más aburrido del tema es que a pesar de saber que no soy la única en esta situación, la gran mayoría de las personas que me rodean (al menos de mi generación) están en una situación opuesta a la mía. En su trabajo van para arriba, en su casa todo está bien, y lo mejor de todo (o lo peor?) es que están enamorados y al menos parecen ser correspondidos. En ese punto me hago la pregunta más boba de todas: ¿por qué a mi no me pasan esas cosas bonitas?

Y tampoco sé la respuesta, pues me aburrí de pensar que la del problema soy yo, me aburrí de esos consejos de “amiga” que dicen que debo relajarme, que el problema es de actitud, que es mejor estar sola que mal acompañada, que ya llegará mi príncipe azul… y qué? ellas no están solas. Y aunque he pensado en todo eso, la única conclusión que puedo sacar es que no necesito más de esas ayudas, que debe haber alguien que me acepte y me quiera en combo completo, tal como soy. Pero no quiero pensar cuánto se demorará en llegar.

Debo aclarar que mi sueño no habría sido feliz si me hubiese casado un sábado, de blanco, en una iglesia bonita y llena de gente, ni nada de esas cosas. Sí me quiero casar, pero no es lo que estoy buscando en este momento; sólo busco conocer ese sentimiento que a todos parece haber tocado ya menos a mí, pues parece que Cupido tiene mala puntería en lo que conmigo se relaciona.

Por eso transcribí la letra de la canción de Björk (I miss you), porque en este momento de mi vida extraño algo que no tengo, alguien que no he conocido, momentos que no he vivido, cosas que no he sentido. Y los espero con los brazos abiertos para cuando quieran llegar.

En fin, de antemano ofrezco disculpas por el post tan personal, tan cansón y sobretodo tan llorón, pero como ya había dicho, este blog es para mí un medio de catarsis y no me encuentro del todo bien ahora mismo. Lo siento, es sólo que no quiero ser la última de la fila.

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