abril 19, 2006

Una fan enamorada

Hoy contaré un sueño que he tenido estando despierta desde que me conozco, y de paso, haré una confesión: tengo alma de groupie. Para los que no tengan muy claro quién es una groupie, les cuento que es aquella fanática que puede andar detrás de los integrantes de algún grupo musical, pues los ama y haria cualquier cosa por ellso, especialmente por el hecho de ser músicos. En palabras de los poetas Servando y Florentino, es una fan enamorada.

Pues sí, tengo alma de groupie. Desde que tengo uso de razón he soñado despierta con cuanto músico me ha gustado, y la variedad ha sido amplia: Xavier (el último Menudo), Axl Rose (Guns and Roses), Robert Smith (The Cure), Billy Corgan (The Smashing Pumpkins), Mike Smith (un guitarrista fugaz que tuvo Limp Bizkit), Brian Molko (Placebo), Gerard Way (My Chemical Romance), Eddie Vedder (Peral Jam), Josh Homme (Queens of the Stone Age), Jack White (The White Stripes), Robbie Williams,… etc., etc. ,etc.

Sin embargo, digo que sólo tengo el alma porque los personajes que más me interesan desafortunadamente no son de bandas nacionales, y porque no tengo la plata que se necesitaría para andar detrás de ellos. Sin embargo, mi alma de fan enamorada ha implicado que a lo largo de mi vida me haya relacionado innumerable cantidad de veces con personajes que, al menos momentáneamente, eran músicos. El lío es que con el simple hecho de decirme que cantan, que tocan algún instrumento, o que hacen parte de alguna banda, quedo interesada ipso facto en el sujeto. Y no sé por qué. Seguro no es por la fama, la plata, la imagen, y todo lo que pueda conllevar el ser músico famoso, pues (desafortunadamente) no he dado con ningún músico de renombre; al contrario, he dado con el típico músico de barrio que ensaya en la sala de la casa con otros amigos del barrio, y que al cabo de algunos meses abandona el proyecto por falta de motivación.

Y aunque no me gusta reconocerlo, así como termina su motivación con la música, termina mi motivación con el personaje. Fin de la historia. Probablemente mi encantamiento con los músicos radica en que yo no sé nada de música y no puedo vivir sin ella, y probablemente terminará el día en que aprenda a tocar algún instrumento diferente a la flauta dulce (que aprendí a medias en el colegio).

En fin. Hoy sólo quería compartir con ustedes uno de mis sueños conscientes más recurrentes, esperando que si hay algún músico solito por ahí, me cuente para ver cómo cuadramos algunas clases de música.

Sigo escuchando ofertas.

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